sábado, 28 de noviembre de 2009

Maldición II: Juramento


¿Pero qué demonios…? ¿Qué había sido eso? ¿Un hombre –lobo? ¿Licántropos? ¿Aquí? No. No podía ser...
Hacía cinco años que no había sacado la armadura ni la espada del armario donde lo guardé cuando llegué aquí,pues mi "profesión, por decirlo de alguna manera, no suele tener buena acojida. A pesar de dedicarme a proteger, arriesgando mi propia vida, me pagan con odio e ignorancia…
Y todo porque me consideran extraño, sin mencionar a los que aseguran que atraemos los problemas más que solucionarlos. Herencia familiar. Mis ancestros llevan años cuidando que los licántropos y los vampiros no hagan daño a la gente de la zona. No los odio, ni quiero exterminarlos, no soy ningún cazador como los de los reinos del norte, que igual les da matar a los llamado inmortales que al vecino que va a desposarse con la doncella más guapa de la villa y el noble de turno la quiere como amante, mientras le paguen, el saldrá de caza y traerá la pieza como muestra. En cambio yo no, no mi familia, jamás hemos cobrado por esto, tenemos nuestra manera de vivir, desde pequeños aprendemos a cazar y a cultivar, desde pequeño recuerdo el pequeño huerto detrás de casa. Hicimos un juramento hace casi mil años, cuando en mitad de la guerra entre los inmortales la hija de mi antepasado Royner murió mordida por un vampiro y por un licántropo, nadie jamás ha sobrevivido a la mordedura de las dos especies. Por eso juró venganza contra ambos y entonces empezó todo…
Pero a mi en particular, los problemas me vinieron cuando descubrí que Faimar era un vampiro, pero era el “hijo predilecto de la villa”, desde pequeño ayudaba a todo el mundo en cuanto podía, además de ser guapo y atractivo, por lo tanto todo el mundo lo quería, incluso me caía bien…
Pero una noche estaba en el tejado de casa contemplando las estrellas cuando una sombra alada se posó sobre su tejado, que estaba un par de casas más allá, entonces cobró su forma humana y vi que era Faimar. Lo que me hizo pensar al principio que eran imaginaciones mias era que lo había visto a la luz del Sol, en el mercado conversando con los vecinos pero no había dudas, pues por un momento lo iluminó la luna y lo reconocí. De pequeño, cuando comencé el entrenamiento, me explicaron que si el vampiro ha vivido varios siglos, se vuelve inmune a la luz del día cuando tiene forma humana, igual que los licántropos pueden llegar a aprender a cambiar a placer, no necesitan esperar la luna llena.
En fin, no lo ataqué pero lo seguí de cerca, al fin y al cabo, no había atacado a ningún humano, parecía estar aguantando la maldición, pero al poco tiempo empezaron las matanzas de ganado y en unos meses la muerte de personas, asique tuve que ir en su busca.
¿Qué cual fue el problema? Que cuando conseguí enfrentarme a él estaba amaneciendo y muchos me vieron asestar el golpe final, cuando ya había recobrado la forma humana, asique corrí a casa, recogí mis cosas y partí de inmediato, antes de que la noticia corriera y me masacrara una tromba de gente cabreada.
Oí gritos a lo lejos…

Cuando llegué a esta villa era de noche asique acampé a las afueras y por la mañana visite al sumo sacerdote y cuando me aseguré de que estaba al corriente de la historia de mi familia le explique la situación. Él me mostró una casa abandonada en las afueras y me ayudó a reformarla. Me informó de que aquí podría descansar, que no había habido ataques desde hace casi un siglo, pero anoche fui testigo de uno…
En fin…
¡Lupus! ¡Corvus! Tenemos trabajo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario